La ergonomía aplicada al mundo laboral tal como su etimología indica (ergo - trabajo, nomos - leyes), nació en un principio para adecuar los esfuerzos y movimientos que implica la realización de una tarea y las dimensiones del puesto de trabajo a la persona. El objetivo de la ergonomía era conseguir que la persona realizara el trabajo con el menor esfuerzo, haciendo el menor número de movimientos, para disminuir la fatiga y conseguir una mayor eficiencia, ello quiere decir, lograr los objetivos en el menor tiempo. Más tarde, este enfoque se hizo insuficiente y se amplió el campo de estudio, incluyendo las condiciones ambientales (temperatura, ruido, iluminación, etc.) y los aspectos organizativos (carga de trabajo, horario, procedimientos) de tipo temporal, así como, los que dependen de la tarea.

La ergonomía desempeña también un papel creciente en la inclusión de personas con discapacidad o habilidades diferentes en el mercado laboral. Por ejemplo, podemos destacar las propuestas realizadas para facilitar la reincorporación de personas en proceso de rehabilitación, o de personas que en una u otra medida han perdido la capacidad para el trabajo que realizaban y deben adaptarse a nuevas oportunidades de trabajo. También se estudian las aptitudes y peculiaridades psíquicas y físicas de las personas de edad avanzada y de aquellos individuos considerados como trabajadores especialmente sensibles. Todo ello evidencia el objetivo fundamental de la ergonomía que es favorecer la adecuación del trabajo a las características de las personas y, además, facilitar la integración del mayor número de personas al mercado laboral.

La ergonomía no sólo se centra en el diseño y adaptación de los entornos de trabajo, sino también en la concientización y participación activa de los trabajadores en este proceso. El involucramiento de los empleados en la identificación de riesgos ergonómicos y en la búsqueda de soluciones contribuye a crear una cultura de prevención y mejora continua en las organizaciones.

Por otra parte están los requerimientos que tienen los nuevos escenarios laborales en el marco de la 4ta. Revolución Industrial que demandan trabajadores que interactuen con la inteligencia artificial, los robots, los vehículos autónomos, y lleven a cabo actividades virtualizadas y automatizadas, de manera eficiente, garantizando el bienestar de los trabajadores.

En México, la ergonomía ha experimentado un creciente interés y reconocimiento en los últimos años. Tomando conciencia de la importancia de proporcionar condiciones de trabajo saludables y seguras para los trabajadores, convirtiéndose en una herramienta clave en ese sentido. Si bien existe una regulación general a través de la Ley Federal del Trabajo y el Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo, hasta el momento solo se han elaborado normas oficiales para atender el tema de Manejo Manual de Cargas a nivel ergonómico y el Teletrabajo, este último integra consideraciones tanto ergonómicas como psicosociales. Queda pendiente como compromiso de los organismos reguladores atender los requerimientos asociados a los Movimientos Repetitivos y Posturas Forzadas, todo ello representa un avance en el aseguramiento de los derechos de los trabajadores en la prevención de riesgos ergonómicos.

Sin embargo, es evidente que la ergonomía es mucho más amplia que los aspectos tratados hasta el momento por los organismos reguladores mexicanos lo que hace imprescindible que las personas responsables de la seguridad y salud de los centros de trabajo en México desarrollen investigación permanentemente sobre las causas de enfermedades o lesiones que se registren asociadas a las actividades laborales y sobre las buenas prácticas de prevención implementadas para mejorar la relación del trabajador con su entorno de trabajo. De esta manera se podrá contribuir desde la ergonomía a la creación de mejores condiciones de trabajo que repercutan en el bienestar de los trabajadores y la productividad del país.